El Vaticano está obsesionado con el sexo

Publicado: 2012-07-01

Somos testigos últimamente de los problemas que la Iglesia enfrenta, pedofilia y pederastía, como consecuencia de sus propias intenciones de oscurecer el sexo, asignándole una aureola de perversión por ejemplo al que se practica fuera del matrimonio o al sexo homosexual. El Vaticano pues quiere hoy y como siempre regular el sexo, establecer normas sobre lo moralmente bueno y lo correcto. Ha satanizado prácticas como la masturbación, el uso de preservativos y el “coitus interruptus”. Pretenden pues gobernar sobre lo que pertenece al ámbito más íntimo del hombre. Y claro, son monstruos aquellos que osan desviarse del camino dictaminado y lo moralmente establecido.

Ni los propios católicos son conscientes del grado de restricción moral a los que se sujetan como tales. La feligresía hoy en día no es más que improvisada, seguidores de la norma sin saber por qué o para qué. El uso de métodos anticonceptivos o sexo prematuro no genera ninguna preocupación moral para los cristianos. Por otro lado, sin embargo, sí hay una idea malsana aceptada que cuenta con el consenso y la aprobación disimulada de los creyentes, la del rechazo al gay. El homosexual, para los esclarecidos e indignados señores del Vaticano, no es más que un desviado o un alma confundida, que debe arrepentirse de sus pecados y enmendar su vida por el camino de la rectitud y la moral. Esta es pues la palabra favorita de la cristiandad: moral. La iglesia sin embargo ha demostrado que no es la propietaria de ella, sino que es quien  la  suele pervertir. Esa idea instalada en el pensamiento colectivo es dañina y atenta contra la libertad y la convivencia porque justifica la condena, el escarnio público y la demonización del homosexual.

El argumento más manoseado de descrédito contra la iglesia es el de la existencia de curas pederastas o los descubiertos en intimidad en ejercicio de sus más infinitos deseos. Pero esos  casos de curas alrededor del mundo que acosan y violan niños revela sin embargo un problema más fundamental: la Iglesia dictamina una regla que atenta contra la misma naturaleza del hombre privando del sexo a sus sacerdotes. Nada más antinatural que eso. Eso sí es ir en contra de los instintos humanas y normales. Y mientras tanto se vocifera obsesivamente que el sexo homosexual es “antinatural” o una “desviación”.

Desprenderse de esas ideas totalizadoras sacada del medioevo es una necesidad urgente para las sociedades que no pueden hoy ya vivir bajo la luz de ideas que contaminan la convivencia, destruyen la libertad y alientan la discriminación y el desentendimiento. No ha habido ayer y hoy tara más grande en la historia de la humanidad que la religión y sus promesas de redención, sus intentos de instalar el cielo en la tierra y su concepción sesgada y opresiva de moral. Aún hoy es innegable que en ámbitos privados y públicos, los protocolos y normas religiosas prolongan sus efectos en tantas vidas particulares.


Escrito por

Franco G. Arroyo

Estudio economía, pero voy a comentar de todo: Actualidad, politica, música, deportes , cine.Trataré de ser entretenido, pero sobre todo pasional , no esperen objetividad :D


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Palabras más, Palabras menos

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