#ElPerúQueQueremos

Toros y demás carnes

Publicado: 2012-04-08

Nunca encontré en la causa antitaurina un motivo justificado de movilización. Existe un ensañamiento injustificado con una manifestación que prefieren no pocos en este país. Se trata pues de la pretensión de prohibir o suprimir los espectáculos de corrida de toros ¿Y con qué derecho? digo yo.

Creo que el que a uno le disguste el espectáculo taurino simplemente lo exime de él, no los hace del derecho de pretender eliminarlos. Hacerlo es, sin duda, la imposición autoritaria en contra del gusto y la afición de, aunque no se quiera reconocerlo, miles de miles de personas en el Perú. No es mentira que la plaza de Acho y la de centenares de lugares en el interior del país se abarrotan de espectadores. No es entonces un espectáculo de unos pocos o que sea condenado y satanizado por todo el país como quieren hacer creer los activistas antitaurinos. Es más, no es siquiera un espectáculo de gusto elitista. Es el peruano común de las provincias quien llena las plazas en pueblos del interior en diversos festejos tradicionales.

Juntar firmas para prohibir las corridas de toros es tan ilógico como que un no creyente lo haga  para impedir la salida del Señor de los Miagros Eso no se puede hacer. Eso es imponerse a la mala. Eso es atentar contra la libertad de quien paga una entrada y elige asistir al espectáculo.

Argumentos como el que el toro sufre, no dejan de ser precarios y débiles. Formas más dramáticas y crueles de asesinar a los animales con el fin de servirlos en las mesas de todo el mundo, existen y proliferan por doquier. Que fácil es ensañarse contra la cultura mientras que subsiste la violencia animal en formas aberrantes en camales y mataderos. El fundamentalismo con el que se ensañan los antitaurinos con las corridas no es completamente justificado. Los que asumen la causa antitaurina deben replantear mejor las ideas que los mueven.  La de los toros es un espectáculo de profundas raigambres históricas y costumbristas y que está vinculada inevitablemente a la cultura desde tiempos inmemorables.

El toro de liria antes de entrar a la plaza es un animal sumamente cuidado y alimentado. El toro sufre, es verdad, así como sufren otros miles de animales. Pollos, gansos cerdos, conejos y  más mamíferos, peces y aves para ser servidos en los platos que hoy comerán los autitaurinos. No defiendo la violencia animal, pero no sería consecuente condenar las corridas si no me hago ascos ni culpas filosóficas cuando disfruto una hamburguesa.

Después se dice que una cosa es satisfacer las necesidades de alimentación y otra es convertir la matanza del toro en un espectáculo. Pues bien, es muerte al fin y al cabo y si hoy me comeré una hamburguesa, un pollo frito o un anticucho no tengo el derecho de pedir que no maten a un toro en una plaza.

Los antitaurinos por estos motivos están siendo intolerantes e inconsecuentes con la libertad que proclaman. Que reflexionemos en el punto en que somos una especie que le gusta ver el sufrimiento y el asesinato de otras especies es otra cosa. Y si el Perú por convicción propia decide que las corridas ya no le pertenecen a la cultura pues serán los ciudadanos quienes dejarán las plazas vacías pudriéndose y cayéndose; y solo ahí esta práctica será desterrada por completo.


Escrito por

Franco G. Arroyo

Estudio economía, pero voy a comentar de todo: Actualidad, politica, música, deportes , cine.Trataré de ser entretenido, pero sobre todo pasional , no esperen objetividad :D


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Palabras más, Palabras menos

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