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"Peligro, que viene el Papa” : Iglesia y Estado

Publicado: 2011-08-28

Este era uno de los eslóganes que aparecían en Madrid la semana pasada en rechazo a la visita del Papa por cierto grupo de ciudadanos españoles. Esta expresión era también el desacuerdo a que con los dineros de los fondos públicos se financie una jornada religiosa millonaria y  demás costos que implica atender la visita de un Papa en la ciudad. Al dicho que rezaba: “Peligro, que viene el Papa" yo le agregaría un estribillo que diga: “escóndanse intelectuales, liberales, ilustrados, homosexuales, mujeres de avanzada, (sigue la lista…..)”

Bien sabido es que la Iglesia Cristiana ha sido la  principal promotora del atraso intelectual  y que supone la irracionalidad y el divorcio con la ciencia como condiciones para aceptar sus dogmas, protocolos ceremoniales y demás pompas. Tampoco es un misterio que ha perseguido sangrientamente a mujeres, niños, homosexuales, hombres de ciencia, ilustrados y no cristianos  (Recordemos La Inquisición en el Perú). Esas prácticas han sido superadas, pero aún ahora siguen  influenciado en el mundo en materia política y educativa. Estos motivos han movilizado a un gran grupo de ciudadanos, que paralelamente a la fervorosa multitud cristiana, expresaban su rechazo al Papa que  personifica a una Institución manchada de sangre que ha introducido a través de los siglos toda una maquinaria de control ideológico que condena a sus creyentes a la sumisión, el conformismo, el sufrimiento, a la compasión y a  la esperanza de un paraíso extraterrenal.

Este acontecimiento ha renovado el debate acerca del estado laico que involucra también el tema de la libertad religiosa. Un Estado laico es aquel neutral en materia religiosa, aquel que no financia las actividades de algún credo en particular ni les paga a las  autoridades religiosas con fondos públicos. El Perú para sorpresa de muchos (incluyendo la mía) es oficialmente un estado laico. Pues paradójicamente el nuestro es un estado “laico” que le paga al cardenal  un sueldo de ministro y a los  arzobispos, obispos y demás eclesiásticos  unos sueldos en escala que superan por mucho el mínimo vital. Ósea, que con  los impuestos de los ciudadanos, sean creyentes o no, se mantienen a estos señores que ofician misa los domingos.

La educación sin duda está imprimida también de un carácter religioso en las escuelas públicas. En países de profundas convicciones cristianas como el Perú, es frecuente que se mire con recelo a quien se atreve a cuestionar el papel de la Iglesia todopoderosa. Yo estoy convencido de que la libertad de credo debe ser un derecho garantizado en las sociedades modernas.

Y es que la Iglesia Cristiana ya no sabe qué más vender, ha perdido credibilidad. Pues si la religión es el opio (droga) del pueblo —como dijo Marx — yo debo admitir que estoy  en proceso de desintoxicación, porque la carga moral que implica el asumirse cristiano produce secuelas de profundas implicancias emocionales: el sentimiento de culpa, la concepción de un pecado original con el que se nace, todo un bombardeo religioso salvaje y contraproducente para un niño por ejemplo, del que solo se tendrá que despegar cuando descubra que hay una explicación del mundo  más allá de lo que propone la religión y la Biblia.

No ha habido tampoco otra institución tan alidada maquiavélicamente al poder y tan corrupta como la Iglesia, que pretende a estas alturas de la historia de la humanidad seguir controlando las ideas, gobernando los espíritus, inspirando la educación, entrometerse en las políticas de los gobiernos (léase despenalización del aborto, unión libre, anticoncepción) y emitiendo juicios acerca de lo que está bien o mal en el mundo.

No negaré tampoco la labor pastoral y humanitaria llevada a cabo por la Iglesia alrededor del mundo. Pero eso es más un somero alivio para los pobres que verdaderos proyectos de solución. Sabemos que los cimientos del propio cristianismo se sustentan en la existencia de pobres, marginados y masa manejable.

En el Perú, Cipriani personifica fielmente al cura del medioevo. Intolerante, soberbio, con ínfulas de grandeza, pretendiendo explicar el mundo según su propia verdad. Es muy peligroso cuando el poder político se confabula con la Iglesia porque las políticas de estado en materia civil se tiñen de un matiz conservador y represivo.

Bien sabemos que los pueblos se someten no solo con espadas, fusiles o tanques, sino también con Biblia y crucifijo en mano.


Escrito por

Franco G. Arroyo

Estudio economía, pero voy a comentar de todo: Actualidad, politica, música, deportes , cine.Trataré de ser entretenido, pero sobre todo pasional , no esperen objetividad :D


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Palabras más, Palabras menos

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