Cuando mi madre le dijo a mi padre que esperaba un hijo de él, este le dijo que no estaba preparado para convertirse en papá, que no deseaba aún a un hijo y que sería mejor si abortara  a ese niño que estaba esperando. Esta historia que bien la sé desde muy pequeño porque  me la ha contado mi madre, no ha desviado o parcializado hacia algún lado mi opinión acerca del tema del aborto. Si fuera un fanático religioso o un falso moralista gritaría que el aborto “es un pecado mortal” o que “no es más que Dios quien puede decidir sobre quitarle la vida a las personas (…)”

Yo sí creo que una mujer debe de  tener el derecho de decidir sobre su cuerpo; y si ella, haciendo uso de su libre albedrío decide abortar, el Estado debe proporcionarle o proveerle dentro del sistema de salud pública la posibilidad de un aborto legal y seguro.

Hoy, en el Perú quien aborta va a la cárcel. El médico que la practica también. El aborto es, dentro de las figuras legales actuales, un asesinato. Un crimen. Me pongo en la situación en la que la hija de una familia adinerada llega a tener un embarazo no deseado, ella fácilmente puede ir a alguna ciudad de los Estados Unidos donde en alguna clínica particular médicos especialistas le practicarían un aborto seguro (En México DF, Cuba o Puerto Rico incluso sin ir más lejos también lo podrían hacer) ; mientras que una mujer pobre que queda embarazada y decide no tener a su hijo tendría que recurrir a algún local clandestino de aborto (en este momento se me viene a la mente aquellos letreros que leo a diario pegados en los postes: ATRAZO MENSTRUAL) y quién sabe si saldría viva después de la ilegal y peligrosa intervención.

Lejos de hacer que los abortos disminuyan, el hecho de criminalizarlos más bien los ha vuelto en sumo grado inseguros y peligrosos porque se practican a escondidas y a oscuras de la ley. Despenalizarlos— lo que no es promoverlos— solucionaría el problema de las miles de muertes de mujeres peruanas en las salas de operación de inmundos establecimientos. Incluir dentro del sistema de salud peruano la posibilidad de un aborto legal y con los cuidados debidos en una clínica u hospital evitaría las consecuencias tan trágicas  de esta realidad innegable.

Eso sí. Soy pro-vida. Siempre será mejor que una madre albergue en su vientre a su hijo y que le permita la vida, así como hizo la mía;  pero tampoco puedo ignorar que cada día mueren mujeres porque no lograron acceder a una atención legal, segura e higiénica y, en el mejor de los casos, una atención subvencionada por el Estado y optaron trágicamente  por acudir a un centro clandestino. Yo sí siento que es responsabilidad de los gobernantes no evadir este tema y dejarse de prejuicios conservadores y moralistas que esta realidad  supera todo eso y reclama soluciones inmediatas.